Si te sientes atrapado/a, es muy válido que quieras una solución rápida que te permita mejorar lo antes posible. En terapia, puedes encontrar estrategias prácticas que te ayuden a estabilizarte en el presente, y desde ahí, poder profundizar en tu experiencia para encontrar soluciones más eficaces y sostenibles en el largo plazo.
Muchas veces, la dificultad para encontrar soluciones está relacionada con pensamientos, emociones o conductas aprendidas que generan conflictos internos y limitan tus opciones. Cuando puedes ver el origen de lo que te está removiendo y entender de dónde vienen ciertos patrones, estarás mejor equipado/a para tomar tomar decisiones más informadas y cambiar patrones que no te sirven.
La solución verdadera no es solo saber qué hacer, sino entender por qué haces lo que haces, para poder elegir mejor en el futuro.
Es totalmente válido sentir frustración si has buscado ayuda en el pasado y no obtuviste los resultados que esperabas. Sin embargo, cada experiencia terapéutica es única, y los cambios no siempre ocurren al primer intento. A veces, lo que marca la diferencia es el enfoque utilizado, la conexión con el terapeuta o el momento vital en el que te encuentras.
En terapia, trabajamos juntos para entender qué no funcionó antes y adaptamos el proceso a tus necesidades actuales. Mi objetivo es crear un espacio donde te sientas escuchado/a y dar con herramientas que realmente resuenen contigo.
Darte esta nueva oportunidad podría ser el paso que necesitas para avanzar.
Es completamente comprensible que valores tu independencia y desees mantenerla. La terapia no busca que dependas de tu psicóloga ni de nadie más, sino que te proporciona herramientas para que encuentres tus propios recursos para gestionar lo que estás viviendo.
Pedir apoyo no significa perder tu autonomía, sino reconocer que a veces, compartir lo que sentimos con alguien preparado para escucharte y guiarte puede marcar la diferencia. Es como aprender a usar un mapa: tu psicóloga te ayuda a orientarte, pero eres tú quien decide el camino.
Es completamente normal sentir miedo si piensas en hablar de un tema que te angustia. El cerebro siente más sensación de control cuando se guarda para sí las preocupaciones, porque siente que si las exterioriza, podrían volverse más grandes o más difíciles de manejar.
La realidad es que las emociones tienen una función acumulativa, esto significa que cuando no las expresamos o las ignoramos, la carga emocional aumenta.
La terapia es un espacio diseñado para abordar este tipo de situaciones, que son bastante frecuentes. Lo que hacemos es ir paso a paso, procesando los temas cuando estés listo/a y a tu propio ritmo. El proceso de hablar sobre tus problemas suele traer alivio y claridad, y es la primera parte de poder encontrar las soluciones que buscas. Las emociones difíciles se vuelven menos abrumadoras porque empiezas a entenderlas, a ponerles nombre y a poder gestionarlas desde un lugar de mayor control.
Recuerda que este proceso es un camino gradual. No se trata de revivir el dolor sin más, sino de dar pequeños pasos hacia un bienestar mayor.
©2024 Alicia en Terapia – Todos los derechos reservados
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